January 28, 2009

¡No Hay Excusas!


Por: Gilvic Carmona-De Jesús
Psicólogo en Consejería

A pesar de la crisis económica mundial, de las guerras y de los grandes males sociales que aquejan a la humanidad en los últimos días, una luz de esperanza brilla nuevamente y devuelve la confianza a los ciudadanos. El 20 de enero de 2009, luego de cientos de años de esclavitud y de discriminación contra las personas de raza negra, Estados Unidos de América el “país más poderoso del mundo” da un paso de avanzada instalando al presidente número cuarenta y cuatro, primer presidente negro, ante un público de cerca de dos millones de personas, blancas, negras, “hispanas”, orientales, árabes, en fin, de casi todos los sectores que comprenden la sociedad norteamericana. Gracias a la tecnología, cientos de miles de personas alrededor del mundo formaron parte de esta coyuntura histórica. Barack Hussein Obama, un hombre de raza negra, quien además, en su nombre tiene una conexión cultural árabe, juramentó a pesar de que al inicio de su carrera parecía tener por delante una hazaña difícil o incluso imposible de lograr. En su discurso inaugural como presidente, contrario a lo que algunos esperaban, no hizo alardes de su color de piel, sino que se presentó como el presidente de todos los estadounidenses. Obama rompió inmediatamente con los paradigmas del gobierno saliente ya que sus promesas van dirigidas a tender lazos de amistad con los países que hoy se encuentran en conflicto, si bien es cierto que advirtió con firmeza a los enemigos del país que no permitiría que ocurrieran actos terroristas. Utilizando la metáfora del un puño cerrado, al mismo tiempo expresó que si estos enemigos abrieran un poco la mano, extendería la suya como señal de promover una tregua. Otra de las propuestas presentadas por el nuevo presidente aparenta favorecer a los más necesitados y en especial a la clase trabajadora. Sus medidas económicas no son dar dinero a manos llenas como el padre que da todo a sus hijos sin exigir responsabilidad, sino que sus propuestas promueven el empoderamiento de los ciudadanos y les ofrece herramientas para que las personas aprendan a ganarse el pan de día a día y aporten a su país.

Cuentan algunos historiadores que han seguido la trayectoria política de Obama desde el principio de su carrera, que éste viajaba a lugares tan distantes que en ocasiones recorría por tierra más de 8 horas para presentar sus ideas. Hubo ocasiones que contaba con una asistencia menor de veinte personas. Uno de sus ayudantes le propuso que dejara de hacer campaña en lugares distantes cuando fueran pocos los participantes. No obstante, en tono firme el hoy presidente dijo a éste: “No hay excusa: ellos vinieron a escucharme y los voy a complacer.”

Hoy no hay excusas, lo que un día parecía imposible lograr para la nación norteamericana, que según la historia ha mantenido cierto prejuicio contra las minorías; hoy se hace realidad al tener a su presidente cuarenta y cuatro. No hay excusas porque lo que se pensaba como un sueño de Martin Luther King hoy es un hecho. No hay excusas, la vida no es fácil de vivir; se libran batallas todo el tiempo. Los obstáculos, además de serlo, tienen, como las monedas, una segunda cara: son retos que contienen valores que nos fortalecen, nos sensibilizan y nos llenan de felicidad cuando logramos superarlos.

Hoy no hay excusas, cuando vemos a diario madres solteras criando a sus hijos, trabajando en dos o tres lugares para llevar el sustento a su familia. Esas mujeres que se levantan aunque la enfermedad las quiera mantener postradas en cama. Madres que conocen la soledad, el desasosiego y aún así no se rinden porque saben que sus hijos necesitan de ellas.

No hay excusas, al observar a cientos de personas con impedimentos que no claudican ante la vida, trabajan, hacen deportes y se involucran en la ayuda ciudadana. Cuando escuchamos que personas con un padecimiento terminal deciden no vivir recostados de su enfermedad, sino que su filosofía refleja confianza en sí mismos y espíritu de lucha.

Hoy no hay excusas. Recuerdo el relato de un autor argentino, George Buacy, acerca de un niño que con solo cinco años salvó a su hermanito de seis meses de morir en un incendio, colocando el bebé en su mochila y atreviéndose a salir por la ventana de su habitación bajando por un árbol desde el segundo piso de su casa. El miedo no lo paralizó demostrando ser un niño con mucho coraje.

Todas estas personas tienen una característica en común: renunciaron a creer en el pensamiento “NO PUEDO”. Seguramente conoces alguna historia como ésta, quizás algo similar te ha sucedido pero no te acuerdas. Los obstáculos pueden servirte de escalón para lograr tus metas; éstas no tienen que ser tan ambiciosas como llegar a ser presidente de una nación o salvarle la vida a alguna persona, pero deben ser lo suficientemente anheladas como para alcanzar ser quien sueñas ser. Nunca olvides que has podido superar grandes retos a lo largo de tu vida. Cambia aquellos pensamientos negativos y limitantes, por los positivos. La barrera más grande que pudieras encontrar en tu camino es tu propio pensamiento “No puedo lograrlo.” Cuando esto te ocurra recuerda los momentos en los que has superado grandes retos. “HOY NO HAY EXCUSAS

3 comments:

  1. Saludo

    Este articulo esta brutal. Es una realidad que muchas veces aceptamos.

    Siga escribiendo,

    Felicita

    ReplyDelete
  2. Al igual que el a hora presidente de los Estados Unidos, soy una persona humilde, emprendedora, trabajadora y una soñadora realista.

    ReplyDelete
  3. Personas como usted hacen de este mundo uno mejor me alegro a ver elegido su clase es mi refugio y donde estoy adquiriendo conocimientos para seguir enfrentando esta vida, que es unica,especial,a pesar de todo lo negativo que me rodea sigo luchano como fiera sin arrañar a nadie, siga colocando estos articulos pues cada vez que puedo entro a leerlos. Becky

    ReplyDelete